• SOCIALSH*T
    GALLERY

    Estás en la mierda. YES. Si hicieran una exposición retrospectiva de tu vida, la galería sería un cuarto de baño. Dedicarse profesionalmente a comunicar por redes sociales es lo que tiene. Lo sabemos. Te invitamos al museo de tu realidad. Pasa. Te sentará bien.

  • La última cena, Santa Maria delle Grazie
    Leonardo da Vinci

    Cuentan que la inspiración le llegó al artista una mañana en la que estaba intentando alargar la hora del desayuno para retrasar una llamada que no quería hacer.

    "¿Y esto por qué lo has hecho así?" "¿Y por qué no todas las publicaciones tienen los mismos likes?" "¿Y por qué no sigue más gente nuestro perfil de Andamiajes Corrochano S.L?" Ella ya sabía, sabía perfectamente a lo que se iba a enfrentar en ésa llamada y no tenía ganas de hacerla, así que alargó el rato del desayuno todo lo que pudo.

    Era el clásico cliente al que se le metía entre ceja y ceja que tenía que tener redes sociales porque su cuñado le había comentado que había que estar en el "Tistos" sí o sí. Le había enseñado casos de éxito de una empresa de desatranques andaluza y él pensó: si ellos pueden, nosotros también.

    Luego la realidad era bien diferente. Ni mandaban información, ni fotos, ni vídeos. Y el presupuesto que estaban dispuestos a invertir lo mismo llegaba para pagar un yogur de coco. Pero eso sí, los resultados los querían. ¿Qué pasó? Más de tres años trabajando en una misma cuenta para que luego se fueran y se cayera a pedazos. Oh, chorprecha! What an unexpected ending!
  • La creación de Adán, Capilla Sixtina
    Miguel Ángel

    En esta obra se puede observar el momento exacto en el que diseñadora y community están a punto de llegar a LA IDEA.

    "Yo no lo veo", "Necesitaría más tiempo", "¿Puedes hacer un copy diferente?", "Eso no va acorde a la línea visual" son solo algunos de los comentarios que recibió la compañera de redes por parte del diseñador.

    Lo que podría ser una simple petición, se convierte en una disertación acerca de las necesidades de diseño y por supuesto, lo que se necesitaría para poder hacer ese maravilloso post.

    Finalmente (y como en la mayoría de ocasiones), la Community dejar ir parte de su idea como Dios dejó ir a Adán. Es en ese preciso momento cuando se produce LA CREACIÓN DEL POST.
  • Cabeza de Medusa
    Caravaggio

    La artista realizó este autorretrato mirándose en el espejo tras haberse pasado todo el día disociando para poder sobrevivir emocionalmente a su explotación laboral.

    Su nombre era Medu. Su profesión, publicista experta en estrategia digital. Llevaba años formándose para el trabajo de sus sueños: llevar las redes sociales de Perseo.

    Perseo, ya sabéis, ¿no? Esa multinacional taaan molona que vende humo… digoooooooo un ecosistema inmersivo, persistente, interactivo e interoperable. En fin, un sueño de trabajo. Su día a día consistía en deslomarse para mantener contento al CEO de Perseo. Podéis creerme cuando os digo que no se trataba de una tarea fácil, porque Medu no tenía más remedio que dejar de lado todos sus conocimientos y hacer, básicamente, lo que a Perseo se le pusiera en los pelos de la nariz. ¡Quién necesita estrategia cuando tiene un señor que lo sabe todo como jefe!

    De todos modos ella estaba feliz, no creáis. ¡Feliz! Trabajaba de 7 a cierre de mercados (a nivel mundial, claro, así que, dejemóslo en horario flexible), comía de pie (¡quién quiere comer sentada con lo malísimo que es eso para la hernia de hiato) y veía de poco a nada a su familia (¡y lo bien que se lleva con sus hermanos desde que no tiene tiempo para contestar sus WhatsApps, ¿qué?!).

    Un buen día, pongamos, por poner, que era un 25 de diciembre, Perseo cometió un error de cálculo y le dio, a Medu, el día libre. Entero. ¿Qué hacer con 24 horas, se preguntó? ¿Y con quién? ¿En qué? ¿Por qué? Tener tanto tiempo para pensar en sus propios problemas le dejó un enorme dolor de cabeza. Bloqueada, fue al baño a lavarse la cara para despejarse. Pero al mirarse al espejo vio de que su siempre impecable método curly se había transformado en algo que sólo podría describirse como un nido de serpientes. Su piel estaba gris y mustia. Sus ojos, vacíos. Fue entonces cuando Medu se dio cuenta de que estaba muerta. Gritó y gritó. Y gritó más. Pero entre grito y grito, no olvidó, por supuesto que no, hacerse un selfie para subir a las stories de Perseo. #MedusaGoals
  • Fuente
    Marcel Duchamp

    Según cuenta el artista, esta obra surgió tras haber recibido el briefing de un cliente el cual utilizó como única fuente de insipiración.

    "Planteadme cosas y vamos viendo" dijo justo antes de colgar. Y fin. Ése era todo el briefing.

    Todas las personas implicadas que iban a formar parte del equipo para ése nuevo cliente tan importante señalaron lo obvio: así no se puede trabajar. Sin embargo, desde cuentas la respuesta fue tajante: "Es un cliente muy gordo y tenemos que presentar algo, no queremos perderlo." Pero ¿cuál es el objetivo? ¿a qué público nos dirigimos? ¿cuál es la situación actual de la marca? ¿cómo va la relación con la competencia? ¿se quiere plantear una línea nueva o dar continuidad a la que había hasta ahora?… Las preguntas se agolpaban una tras otra ante el sinsentido de aquel briefing.

    Finalmente, estudiaron la marca y trabajaron en la estrategia que veían mejor. Se la presentaron al cliente y dijo: "Justo tal y como lo pedí. Gracias."

    Tuvieron más de 10 años de éxitos con ésa cuenta y, según dicen algunas lenguas, el briefing siempre era el mismo: "planteadme cosas y vamos viendo". ¿La clave? Dejarles trabajar.
  • Número 1, 1950 (Bruma Lavanda)
    Jackson Pollock

    Esta pieza refleja el flujo incesante de demandas, ideas y correcciones (y el caos) que moldean el proceso creativo por parte de nuestro querido cliente.

    Martes a primera hora y envio un correo al cliente con asunto: Nuevo post para tu okey. Primera respuesta, primer cambio. No pasa nada, cambiamos y lo vuelvo a enviar para okey. Segunda respuesta, segundo cambio.

    La cosa empieza a ponerse interesante ¿Por qué no lo habrá dicho a la vez?. Vuelvo a cambiarlo y de nuevo lo envio.

    Tercera respuesta y sí… tercer cambio. La diseñadora me lanza una mirada asesina a la que respondo… ¿Pero que quieres que haga yo?

    El hilo de correos es tan largo que ya pierdes la noción del tiempo. Pero todo se acaba cuando en el sexto cambio recibes una respuesta con "Mejor nos quedamos con el primero".

    Inhalar, exhalar, inhalar, exhalar… Como Pollock posicionaba su tela sobre el suelo y dejaba fluir la pintura por sí misma, goteándola, consiguiendo el denominado dripping. Esa es la cantidad de ideas y cambios que el cliente nos solicita un viernes a las 13.30h teniendo el archivo desde el martes de esa misma semana a primera hora. Su técnica artística favorita, su fórmula ideal. Pero a nosotras esa cantidad de información inconexa y desorganizada, solo nos hace preguntarnos una y otra vez: ¿Cuando su sobrina le llevaba las redes sociales se lo haría igual?
  • Autorretrato
    Catharina Van Hemessen

    Autorretrato. Fuerte protagonismo de expresión facial. Muestra la emoción de tener que enseñarle al cliente a hacer tu trabajo. Precedido de un "Ahora las redes las llevaré yo".

    Que no tenía presupuesto, decía. Bien que se lo gastaba en mierdas tochas que no servían para nada. Y claro ¿de dónde recortaba? De tu trabajo, of course. "Eso lo puedo hacer yo". Y tú con toda la cara de sticker comepalomitas "veamos cómo sigue".

    Cero plot twist. Llamadas y más llamadas del cliente. Algunas que te pillaban justo al llegar a la agencia, antes de si quiera encender el ordenador. No le dejan a una ni tomarse el café.

    "¿Y qué segmentación le pondrías a esta campaña?" "¿y por qué éste anuncio tiene menos resultados, si he puesto lo mismo?" "¿tú dónde mirabas las métricas que a mí no me salen?". A lo que te daban ganas de decirle "¿Y las clases particulares cuándo me las pagas?
  • Comedian
    Mauricio Catteland

    Se trata de una pieza que establece un símil: el plátano representa tu sueldo. Y sí, cuando vayas a cogerlo ya estará pocho.

    Terminó la entrevista. Era la segunda que hacía para ése mismo puesto. Le habían planteado un "ejercicio" que, al parecer, harían todas las personas que habían pasado la segunda entrevista.

    El "ejercicio" era crear toda una campaña para promocionar el lanzamiento de un nuevo producto ficticio de una marca de limpieza muy conocida. Tenía muchas ganas de trabajar en esa agencia, así que se pasó día y noche planteando, revisando, mejorando y bocetando la campaña. No se quedó en lo digital, fue mucho más allá como le pedían. La verdad es que el briefing era bastante completo, ¡14 páginas! Nunca había visto una cosa igual. Finalmente, presentó con orgullo su estrategia a la que no le faltaba un perejil.

    Lo consiguió, pasó la prueba y llegó a hacer una tercera entrevista. Le fue bien pero, tras mes y medio de proceso de selección no le cogieron. Al poco tiempo, vio que la marca utilizaba una estrategia muy similar a la que había planteado para el producto que, finalmente, no era tan ficticio. ¡Un momento, ésa es mi campaña!, pensó.

    Justo después se acordó lo último que dijo en la tercera entrevista cuando ya parecía que por fin estaba terminando el proceso de selección: Tengo mucha info sobre el puesto, el organigrama de la empresa, los clientes… pero ¿me podríais contar algo sobre el sueldo?
  • El Grito
    Edvard Munch

    Las tribulaciones que perturban al artista, una vez más, presentes en su obra. En esta ocasión muestra cuando una se da cuenta de que ha publicado una cosa en el perfil del cliente equivocado.

    Realmente no era la primera vez que le pasaba. Pero claro, es que cuando no estás bien, no puedes trabajar. ""Sili ti fijis in li niguitivi.Tinis qui pinsir in pisitivi"". Dios cuánta toxicidad.

    Solo esa misma mañana su gato le había tirado el café encima de la tostadora. Comenzó el día sin cafeína, con hambre y, encima ¡sin electrocutarse! ¿Acaso no se merecía un poquito de chispa de la vida? TODO MAL. Al salir, se encontró con su vecino al que le parecía normal conversar a las 7 de la mañana ¿qué clase de sociópata coliflorcocido hace algo así? Encima perdió el metro y el run run de que le hubieran grabado corriendo justo antes le estuvo acompañando todo el rato.

    Al llegar a la agencia, el jefe tenía un mal día y, por supuesto, todo el mundo se comió una bronca, que la pobre criatura tendrá que desahogarse. Maravilloso. Luego un audio: 25 minutos de cliente insolente patrocinado por una crisis de expectativas del tamaño de la catedral de Burgos. ¿El meteorito cuándo dicen que llegaba? Parrafazo como respuesta, asertividad mediante. Doble check azul del cliente: "Pues OK". Ajam.

    Al salir de la agencia había quedado con un par de amigos y ahí fue cuando sucedió: de repente cayó en que había posteado en la cuenta equivocada. Y gritó. Gritó mucho, muchísimo. Claramente ése no era su día, ni su semana, ni su mes, ni su año. Definitivamente debería haber compartido aquella cadena de gatitos de la mala suerte. Eso, o haber elegido otro trabajo, porque, realmente, esto era su día a día.
  • Autorretrato con collar de espinas y colibrí
    Frida Kalho

    Esta obra está totalmente relacionada con el contexto que rodeaba a la artista en el momento de la creación: surge tras haberse congelado en una videollamadas. Incluye gato.

    Lo que no sabes es que lo que se congeló no fue la imagen, sino la propia protagonista que se quedó de piedra tras saber conocer quién iba a ser el "nuevo" cliente de la agencia.

    Sería nuevo para ésa empresa, pero ella lo conocía y bien de su trabajo anterior. Allí había sufrido acoso sexual por parte del cliente que, con la excusa del alcohol, en más de una fiesta le había hecho propuestas subidas de tono. Los fueguitos no solicitados en Instagram eran constantes. Ella, en cuanto pudo puso tierra de por medio y cambió de trabajo. Sin embargo, cual stalker de manual, Diego Rivera (así se llamaba el cliente) buscó y rebuscó en qué agencia estaba hasta dar con ella.

    Cuando llamó a la nueva empresa, Diego exigió reunirse con alguien que tuviera experiencia en un sector tan específico como el suyo, sabiendo que así, ella trabajaría para él. Llegó la videollamada y, en cuanto lo vio, ella se "congeló". Aunque la pausa que se debía más a unas buenas dotes de actuación que a una mala conexión por Wifi. Al parecer, lo siguiente fue a avisar al resto de compañeras a través de @seteniaquedecir.2024. Gracias, hermana.
  • Judit decapitando a Holofernes
    Artemisia Gentileschi

    Manifestación pictórica que refleja un hecho habitual en la vida de la artista: cuando le llegan CVs por mensaje privado a la cuenta que gestiona y son personas ofreciéndose a hacer su puto trabajo.

    La gente tiene una idea muy equivocada de lo que implica este trabajo. La gran mayoría se piensa que te pasas el día tocándote el mondongo y que lo único que haces es "publicar alguna cosilla" te dicen.

    Y da igual que les expliques que eso es lo que menos tiempo te lleva. Finalmente, acabas exactamente igual que en tu día a día: dando explicaciones de lo que haces a ver si, por fin, te consideran profesionalmente válida. Como si seguirle el ritmo al algoritmo fuera una cosa sencilla. El algoritmo. Ése es otro: te pide 20 reels a la semana, 10 publicaciones, 5 storys interactivos por día. No ha habido en la toda la historia de los TCAs un trastorno de atracón más clarísimo que ése.

    Luego están los que se creen que, por trabajar con redes sociales, tienes que estar totalmente enganchadísima, petarlo en Instagram, liderar TikTok y tener miles de seguidores everywhere. Sí hombre, no tiene una suficiente con el trabajo que hace para sobrevivir que, encima, te vas a pasar las tardes creando contenido.

    Y no es porque no tengas cosas que decir o historias que contar ¡claro que las tienes, nos ha jodido! Pero la realidad actual lo único que te permite es permanecer en el anonimato y regalarle tu trabajo a los demás. Vamos, lo que de siempre ha sido firmar con el nombre de otro. ¿Te suena, mujer?
  • La persintencia de los recuerdos
    Salvador Dalí

    Arte y filosofía se unen en esta obra gracias a la reflexión que el artista hace sobre la percepción. Representa el concepto que tiene tu cliente sobre tu tiempo.

    Al parecer, todo sucedió un martes. Al artista le llegaron tres promociones que debía plantear con estrategia, imagen, segmentación y presupuestos para las 10:00 h de la mañana. Se lo habían pedido a las 9:30 h. AJAM.

    A las 11:00h le llamó el mismo cliente comentándole que justo ése jueves tenían un evento y que necesitaba que saliera pero ya. A las 12:00h al cliente se le ocurrió una súper idea nunca antes planteada (excepto cuando el propio artista lo había propuesto): sortear unas entradas para el evento. A las 13:00 h le llamaron para preguntarle por las personas que habían ganado el concurso. A las 13:30 le pidieron cambiar la mecánica del sorteo que ya llevaba media hora publicado y promocionado. A las 14:00 h le mandaron unas fotos totalmente pixeladas para que "las pusiera bonitas" y las publicase.

    Llegó la hora de la comida. La ansiedad le llevó a devorar cuña y media de camembert con bien de pan. En pleno arrebato se puso a procrastinar como más le gustaba: paseando a través de Google Street View por la puerta del MoMA de Nueva York. Justo en ése pico de emociones disparadas, llegó la parte filosófica de la obra. Pensó que el tiempo era como el queso camembert: "tierno, extravagante, solitario y paranoico-crítico". ¡Qué hambre, tú!
  • Lo sabemos, este ratito de procrastinación te ha dado la vida. Volveremos con más. Palabrita. Ahora tienes 30 segundos para pasárselo a dos compis o, si no, META cambiará la interfaz por tu culpa.

    FUCK YEAH!